sábado, 11 de diciembre de 2010

LA RELIGION CATOLICA SIEMPRE FUE RESPETUOSA CON EL “LIBRE ALBEDRIO”… ¿¡COMO QUE NO!?

“Dime a quien se le esta obligando a comulgar con la religion catolica...porque si de verdad, conoces a alguien a quien por la fuerza se le este obligando, es malo...muy malo.” (Oceánida, dixit.)

Oceánida, la conclusión que saco de tu vocación religiosa, de tu pertenencia al credo católico, de ese encontrarte “a gustito” con tus creencias y el entorno parroquial en el que te mueves, no es otra cosa que un estado de ánimo que más o menos te hace sentir bien, adoptando aquellas ideas y expresiones que siempre vienen llenas de los clásicos tópicos almibarados, para que todos entre si se complazcan en considerar de lo guays que somos, cuanto nos queremos y que bien nos sienta nuestra condición de cristianos solidarios.

Y esto que digo que hacéis lo manejáis como razón suficiente para no tener que ahondar en profundizar consecuentemente en algunas de las afirmaciones que tú, y gente como tú, desde una posición de sinceridad interna, soléis expresar sin daros cuentas del real alcance que tales manifestaciones conlleva.

La frase que encabeza esta entrada, que es tuya, jamás se le hubiese ocurrido a ninguno de tus blogeros hermanos en el Señor, españolitos y españolitas todo/as ellos/as, porque, aunque la gran mayoría son tan jóvenes aun que no vivieron el nacional-catolicismo franquista, si saben de antemano por la historia de que la intromisión por la fuerza (que a ellos les parece natural) del catolicismo en la vida pública, social, económica y política española era total y absoluta.

A mí, Oceánida, y a muchos de más o menos mi edad que vivimos de pleno aquellos tiempos se nos obligó por la fuerza a comulgar con la religión católica, y si, coincido contigo fue malo… muy malo. Y no fue en la Edad Media. Hace pocos años.

Los curas representaban una autoridad de indiscutible poder. Y ya lo creo que te obligaban en el comportamiento.

Si no ibas a misa y otras celebraciones de culto eras mal mirado y estabas en bocas del meapilismo imperante. Como necesitabas un certificado de buena conducta firmado por el párroco (además de la fe de bautismo) para poder trabajar, o pertenecer a algún grupo o asociación cultural, lo tenías crudo si no te veían frecuentar la iglesia y, al menos, comulgar por pascua florida (era pecado mortal no hacerlo). No trabajabas si no disponías de semejante “salvoconducto”. Así que tu me dirás si eras o no obligado a cumplir con los preceptos religiosos.

¿Casarte por lo civil?... Imposible. ¿Divorciarte?... Tú estás loco. ¿Vivir en soltería un hombre y una mujer?... Iba la guardia civil a buscarte por orden del cura, pasabas unos días en los calabozos y uno de los dos tenía que salir de la localidad. ¿Besar a tu mujer o a tu novia en público?... Como te viera el cura, o hubiera denuncia en ese sentido te obligaban a pasar por el confesionario. De hecho, en los parques, existían vigilantes con ese cometido en concreto. Primero multa y después confesión.

¿Cómo que no quieres bautizar a tu hijo?... Herejía. Llegaban unas santas hembras a tu casa con un número de la guardia civil, “secuestraban” a tu hijo/a y se lo llevaban a la iglesia para hacerlo pasar por la pila bautismal.

¿Ah, que tampoco estás de acuerdo con que el niño haga la primera comunión?... Señores autoridades: Estamos en presencia de un peligroso ateo-comunista y masón que quiere pervertir los principios fundamentales de nuestra fe cristiana y nuestra religión católica, de la que España es su más fiel valedora (que decía el enano cabrón). El niño, o la niña, hacía la comunión sin rechistar aunque dejara en la ruina económica a aquellas humildes familias (mis padres tuvieron que pedir dinero prestado).

La Historia Sagrada, el Catecismo y la Fundación del Espíritu Nacional eran estudios obligados sin cuya aprobación no pasabas de curso. Durante el año todas las festividades religiosas eran de obligado cumplimiento: Anunciación, Epifanía, Cuaresma, Mes de Mayo, Miércoles de Ceniza, Semana Santa, Vírgenes varias, Corpus Cristi, Natividad, etc. eran embutidas en los cerebros de los tiernos infantes y también en el de los maduros adultos.

Simbología religiosa a tutti plen en todo acto, evento, o reunión social. Te guste, o no te guste. Y más valía que te gustara. O al menos, lo disimulase.

Dios me guardara, Oceánida, de dejar de pasar los viernes por la tarde por el confesionario de la parroquia, para que Don Javier, el cura, me confesara de mil horribles pecados infantiles, mientras me iba tirando del pelo de las patillas, por haber cometido el grave delito religioso de haberme olvidado de rezar alguna noche el “con Dios me acuesto, con Dios me levanto, la Virgen María y el Espíritu Santo”, que cualquier día se me iba a venir el catre abajo por acostarme con tanta gente.

Cuanto influyeron en nuestra desbordante imaginación infantil aquellas truculentas historias de niños pérfidos, de nuestra misma edad, que ardían para siempre en el infierno por haber desobedecido a sus padres y haber muertos fatídicamente por intervención divina sin haber purgado antes sus pecados en el confesionario. Cómo hemos de agradecer los traumas y terrores nocturnos que infundieron en nuestras almas aquellos santos y castos varones de nuestra infancia con relatos tan edificantes y oportunos para que comprendiésemos que siempre debíamos de tener el santo temor de Dios, y conducirnos por el camino de la oración piadosa y la obediencia a la santa madre iglesia.

Con qué sentido de gratitud recordamos ahora los bofetones, insultos y burlas de aquellos sublimes pedagogos de la ropa talar, en el intento de corregir la falta de memoria en el recitado de las preguntas del catecismo, o el ridículo público al que te sometían por tu falta de perseverancia en los actos de culto.

Cuan poca resignación tenían aquellos niños que, sacados de sus camas a media noche, recorrían el pasillo de la sala dormitorio hasta la habitación del cura de turno, para con sus ayes y gemidos poner en evidencia las santas necesidades de aquellos piadoso varones. Y, esto, Oceánida, lo he vivido yo junto a mi hermano menor, a quien no le quitaba ojo hasta que veía desfilar por el pasillo otro niño que no fuera él. A mí, con 13 años, no tenían cojones de intentarlo. Y el que lo intentó con un chavalito de 8 años que dormía en mi mismo módulo salió descalabrado. Me costó una paliza entre cuatro ensotanados pero siempre estaré orgulloso de mi acción.

Tienes toda la razón Oceánida. Esas obligaciones por la fuerza, eran malas… muy malas.

Hoy, perdieron la potestad y el disimulo (cuando no protección) de la connivencia estatal, y andan chillando como viejas histéricas quejándose de lo malo que es el Estado que no les deja meter baza en los asuntos sociales y políticos. Pero, no te quepa la menor duda, que si otra vez tuvieran esa potestad volverían a injerirse en los asuntos personales como lo hicieron entonces.

¿Tú crees que exagero?... Millones de españoles de mi edad saben que no. Y aun contarían más…

12 comentarios:

NEKA dijo...

A pesar de ser mas joven que Alfonso también he vivido esa imposición. He escuchado a mi padre contar y vivir que cuando eras militar de aquellos tiempos y el gana a todos en edad que cuando te casabas, tu futura mujer pasaba por dos veces la prueba. Primera investigada por los militares católicos todos de Franco por si venía de buena familia católica y de derechas y había echo los cursos aquellos de obligado cumplimiento para formarte como buena ama de casa abnegada supervisada por el cura por supuesto. Luego el cura que era el que tenía la última palabra y decidía si la mujer era digna de un militar y pura , eso si no la tocaban la breva pasaban por el médico. Después si cumplía los requisitos se podían casar.
Una vejación para la mujer promovida por el fascismo de la época con el apoyo eclesiástico.
Si no era así mujer mala perra mala mala y a elegir entre la carrera o una "perdida".
En mis tiempos de cole aún estábamos por el estilo y Alfonso lo que dice es verídico.
Si llegaba el mes de María en Mayo y no llevabas flores al cole, te podías preparar con las monjitas, a mi me llamaron hereje por llevarlas del campo, pobre de mi que hice un ramo precioso por dar una sorpresa y según la monja esas flores no eran dignas para la virgen.
En unas convivencias se llamaban entonces que un curso o varios entero se iba un fin de semana a orar a un colegío y darte la castaña diaria y OBLIGATORIO IR. Castigo por reír, castigo por cotorrear, castigo si te arrimas a una niña sospechosamente, castigo si metías las manos debajo de las sabanas (te podías tocar) Una niña de 8 años ¿se toca?,creo que se me entiende, porque para mi entonces por donde se mea solo servía para mear. El puñetero cura le decía a la monja, fulanita dice que no tiene pecados y la monja te sacaba a hostias en la cabeza alguno que otro. Vamos por huevos tenías pecados y te obligaban a confesarte y a rezar en alto para que Dios entrara en nuestras almas y si no hostias mas hostias y no de las de consagrar.
Te obligaban a ser católico a comulgar con ellos y a hostia viene y va y lo repito HOSTIAS
Y si te pillaban mas de tres veces sin mover los labios en los rezos carta a tus padres y fuera del cole por impía, no tenías remedio. Y por último que me altero, si eras una niña buena y no te quejabas de lo que te hacían llegaba la carta a tus padres que ponía:
Señores García, su hija demuestra una gracia divina tal y una fe que profesa y sentido del sacrifico que sería conveniente estudiara en el colegio mayor (----) y sería una buena religiosa para el mundo.
Vamos que después de aguantar carros y carretas y demás vejaciones variadas servías para monja y algún padre anormal mando a niñas a un castigo peor que la superiora te tirara tan fuerte de las trenzas que te dejara calvas en la cabeza.
Y en aquellos tiempos no se podía salir de un convento tan fácil y no quiero contar que hacían en los conventos para hacerte una buena monja.
Por suerte a mis padres no les llegó jamás una carta de estas y por suerte aunque llegara mis padres aunque creyentes y los adoro no harían caso de esas tonterías ya que mi madre vivió algo parecido.
METEROS LA IMPOSICIÓN POR LAS ALMORRANAS

Johnny dijo...

La verdad que el nacional-catolicismo (visto desde la lejanía del tiempo, o mejor dicho desde la seguridad de que no te van a matar) hay que tomarselo como fué, un escudo adoctrinario que utilizó un loco, nada mas, el enanito bahamonde, utilizó este credo para ahorrarse una filosofía de estado, y una manera de vivir, a parte de que el tío lo creía a pies juntillas.

Yo, aunque no lo parezca, estoy a favor de todas la religiónes, sea cual sea su credo, eso sí, hasta que se convierten en negocio, que ahí es cuando son peligrosas.

No es lo mismo, ver a cuatro personas vestidas con túnicas rosas gritando are krishna are are hablando de la paz y del amor, sin mas, que oír como pregonan un sistema religioso para un estado, es decir, poder y dinero, ahí es cuando uno ve que algo va mal, como por ejemplo España en los años del enano o el Iran actual del otro enano chiflao.

Esto no quiere decir que el cristianismo o el islamismo es malo, sino las personas que lo utilizan para sus propios beneficios repito, poder y dinero.

A nadie le hace daño, una persona que se dice cristiana y ayuda a las personas necesitadas o intenta dar todo por sus semejantes aludiendo al cristianismo.

Pero cuando esta persona utiliza su "fe" para medrar en un gobierno, un partido político o simplemente una asociación de vecinos, ahí vienen los problemas, ya que necesitan adeptos para ello, y lo de ayudar y simplemente dar, es algo secundario.

A lo largo de la historia, esta nos ha enseñado a ver las religiiones como método de explicación de aquello que no podemos comprender,y eso es algo que no hace mal a nadie.

Pero claro, cuando hay dinero (repito otra vez) es cuando aparecen los legionarios de cristo, el opus dei, testigos de jehova y demás iglesias evangelistas, estas últimas sobre todo norteamericanas.

Johnny dijo...

Por cierto, yo soy mas joven que Alfonso y que Anita, y cuando era niño, al entrar en clase tenía que ponerme de rodillas y rezar el Ave maría, o el señor mío jesucristo o padre nuestro antes de empezar las clases, todo ello delante de una foto del Papa Juan Pablo II y de los reyes de España.

Johnny dijo...

Otra cosa, ahora me ha dado tiempo a publicar otro post (por fin) donde me he dado cuenta, que lo de Irlanda, aunque vendan que solamente fue una anécdota, solo es la punta del Iceberg, he encontrado una noticia de EL mundo (tócate las narices) donde se pueden ver ciertas declaraciones interesantes sobre la pederástia en Belgica.

Un saludete.

Anónimo dijo...

Alfonso, te creo a pies juntillas, porque a una parte de mi familia les pasaba eso tambien. Realmente siento muchisimo que te tocara vivir esa epoca, pero ya no es asi y creo que esta claro. Yo, cuando he dicho esa frase, me referia a el tiempo actual, a la Iglesia Catolica de ahora. No me canso de repetir que la Iglesia claro que puede tener errores. Lo unico perfecto es Dios.

Si no recuerdo mal, la otra parte de mi familia me conto tambien lo que pasaba al otro lado pero Alfonso, es tan triste todo, que yo es que ni lo remuevo. Es historia, una historia triste de la que se debe aprender pero creo que no se debe dejar que ciertas cosas sean una carga tan pesada en nuestras vidas, porque al final estaremos llenos de resentimiento y rencor. Y eso amigo mio, solo hace danyo al que lo lleva.

Un abrazo.

Gangrol dijo...

Yo soy más joven que Alfonso e Isaak, postfranquista pero preconstitucional (concretamente del 1977). Y aún así se me inculcó la fe católica desde el mismo momento del nacimiento. Se me bautizó, se me hizo la primera comunión e incluso se me hizo la confirmación (algo que "en teoría" se hace cuando la persona a confirmar es plenamente consciente de su fe y se "confirma" en ella) a la tierna edad de 13 años por la razón principal de que la parroquia de al lado tenía más niños y había que confirmar (imperativo) a los de la mía para hacer bulto.

Así que ya ves, no hace tanto de esto.

La iglesia católica de hoy, Oceánida, es idéntica a la de antes, lo único que ha cambiado es que ahora ya no goza de la impunidad legal que antes tenía. Ahora el Estado no los apoya (vale que se están quemando, y eso lo veo yo, que soy ateo, con los católicos, mientras apoyan a otras religiones... yo más bien aceptaría que las eliminaran todas del ideario, o bien que las apoyasen a todas por igual). Y como "papacito Estado" no está para dar valor a su moral, ya no pueden imponer como antes lo hacían.

Pero ojo, eso no significa que no quieran hacerlo, simplemente que ya no pueden.

Y esa sí es la realidad. La religión no es mala "per ser". La Iglesia (y no me refiero a la católica sino a cualquier entidad controlada por el ser humano que se autoimponga una verdad absoluta e indemostrable) busca el control total de sus fieles, sea a través de la adoctrinación infantil, sea a través del control de los secretos (léase confesiones), sea a través de los distintos gobiernos afines... pero control al fin y al cabo.

Precisamente por eso todo libro sagrado, como sagrado que es "sólo" pueda ser interpretado por aquellos "iluminados por Dios". Después de todo, si la gente pensase un poco por si misma, a ellos se les acababa el chollo.

Fijémonos por ejemplo en los protestantes. Desde el momento en que la Fe dejó de estar en manos de unos pocos, lo que era una escisión única dio lugar a millares de escisiones diferentes (cada una de ellas dominada por unos pocos, por lo que se diversificó pero se cayó en el mismo error).

Así que si ahora dices que la historia es triste, es cierto, si dices que se debe aprender de ella, hagámoslo y veámosla en su conjunto: TODAS las guerras que ha habido en la historia de la humanidad han tenido dos culpables claros. Por una parte los nacionalismos (entendiendo por nacionalismo el concepto general histórico, y no el actual, si bien el actual es una derivación del histórico), por otra las religiones. Y las peores de todas, aquellas que tenían ambos componentes a la vez.

Ya ves. Aprendamos de la historia. Vivamos el ahora y luchemos por el mañana. Y más importante, dejemos el "más allá" para cuando llegue.

Como diría Terry Pratchet, si la gente se preocupase más por el "más acá" y menos por el "más allá", se viviría mejor y más felices.

Un Saludo Felino
Miau

Johnny dijo...

Puntualizando una cosa que dijo Gangrol.

El dice que todas las guerras han tendido como culpables a la religión y al nacionalismo.

Yo especificaría un poco mas.

Las guerras que han desencadenado los nacionalismos, han tenido siempre un trasfondo religioso ya que estos se han diferenciado de sus enemigos por tener otras creencias, ya sean dentro del cristianismo, islamismo o de cualquier otra fe.

Alfonso dijo...

El fuero interno de la Iglesia Católica, Oceánida, ha sido siempre el mismo. Otra cosa es que la dejen que campee a sus anchas, que es lo que hoy no puede hacer como quisiera, como ha sido y sigue siendo su ambición.

La Iglesia Católica es una organización cuya estructura ha sido creada, y así sigue manteniéndose, para seguir expandiéndose e influir decididamente en todos los ámbitos de decisiones sociales, incluidas las políticas y, como no, las económicas. Para ello necesita poder e influencia, y para conseguir el poder y la influencia, en todos los tiempos, se ha basado en la expansión imperialista y la consecución de bienes y dinero para llevarlas a cabo.

La Iglesia Católica, históricamente y salvo en las primeras épocas compartiendo terreno con otras sectas cristianas, hasta el emperador Constantino, no ha basado su actividad de intentar influir espiritualmente en las gentes a través de los preceptos genuinamente evangélicos, sino que compitió con los poderes terrenales establecidos y guerreó con ellos para seguir consiguiendo más poder y más influencia. Y cuanto más grande se hacía en el ámbito de la acumulación de riqueza y poder más se olvidaba del espíritu que la animó. Del "si quieres ser mi discípulo, vende lo que tienes, dáselo a los pobres y sígueme", pasaron al "roba todo lo que puedas a los pobres, mantenlos controlados con toda clase de miedos y a gozar que son tres días".

Tu te empeñas en querer demostrar que la Iglesia de hoy no es la de ayer. Y no es así. La jerarquía actual, igual que la de antaño, mantienen a un monstruo que no se ha renovado en siglos, y que para alimentarlo necesitan hacer y conseguir de todo menos aplicar las máximas evangélicas. Si realmente hubiese voluntad de ajustarse a las enseñanzas de Jesucristo la revolución de cambio necesario sería radicalmente opuesta al actual sistema de cosas.

Otra cosa, Oceánida, son las pequeñas comunidades de base que siempre han existido y con la que tú te identificas. Todo es muy bonito, muy bucólico y uno se llega a creer que realmente se está en sintonía con el Evangelio. Pero mantenéis una actitud de total y acrítica sumisión a las directrices que os llegan de quiénes creéis que por sus condiciones de obispos, cardenales, incluido el papa, son infalibles en su magisterio, pero no mueven ni un dedo para dotar a la organización religiosa de un auténtico espíritu cristiano. Realmente no les interesa. Si así fuese no tendrían influencia en los centros de poder y toda su actividad quedaría relegada al mero pastoreo espiritual donde todos son hermanos y comparten solidariamente sus bienes porque no los acumulan, los distribuyen.

Alfonso dijo...

(sigue) No es resentimiento ni rencor, es realismo, Oceánida. Ni yo, ni nadie de los que puedan opinar como yo, guardan odios ni rencores a la Iglesia Católica. No es eso, es cautela y sentido crítico de su historia. Los que quieran vivir engañados por creer que esta organización es la heredera del evangelio de Cristo, y así se comporta, allá ellos, pero en mi caso, lamento mucho que realmente no haya dado ejemplo histórico de esa afirmación y sigan sin poder demostrar que, efectivamente, está en su ánimo dar un giro copernicano como para renovarse internamente y ajustarse a las auténticas esencias del mensaje crístico.

No es solo que las personas que pertenezcan a cualquier organización cometan errores, eso es muy normal y humano. Pero lo que siempre ha ocurrido en el seno de la Iglesia no son errores, son actitudes e intenciones que están perfectamente establecidas y se llevan a cabo con total impunidad, porque así ha convenido. Luego, cada cuatro o cinco siglos, "lamentarán" lo mal que se portaron con ciertas ideas y los "errores" que cometieron. Y aquí no ha pasado nada.

Así que no te preocupes en que mi pensamiento sobre la Iglesia me llegue a hacer daño porque mantenga resentimiento y rencor. Repito que no es eso. La Iglesia será católica, pero no es cristiana. Y a la vista está la aseveración. Me da la sensación que el Cristo del Evangelio no se sentiría muy a gusto si de repente apareciera en el Vaticano. Sus palabras de no os preocupéis sobre que tenéis que vestir, rechazando lujos y ostentaciones, el ser el último en los banquetes y la actitud de servicio desinteresado hacia el prójimo evitando a los poderosos, por no hablar ya de poner la otra mejilla si son criticados, me parece que no casa mucho con la realidad. Y lo que es peor, volverían a crucificarlo. Esta Iglesia Católica es lo más parecido al clan sanedrita de los tiempos de Cristo. Incluso adoptaron toda la parafernalia iconográfica externa de la simbología farisea y saducea.

Isaak dijo...

Alfonso, si un blog, un libro, cualquier obra, necesitase un epílogo, no podría encontrarse colofón más idóneo que el que acabas de aportar.

Si cuento con tu aprobación, me gustaría integrarlo como post.

Alfonso dijo...

Por supuesto, Isaak. No hay inconveniente, puedes hacer lo que quieras con mi comentario.

Por cierto, al leer lo que contaste sobre la anécdota de tu hijo en caso de que decidiera bautizarse, me pareció verme a mí mismo diciéndole a mi hija, de 33 años, algo parecido.

Cuando nació tuve que luchar contra todas las incomprensiones de entonces al negarme que la bautizaran. Argumenté que cuando tuviera razón y conocimiento de lo que quisiera hacer yo mismo le acompañaría gustoso y participaría en la ceremonia. También he de decir, que jamás he despotricado de los asuntos religiosos delante de ella por no ejercer influencia en ninguno de los sentidos, y cuando ha preguntado he procurado ser lo más aséptico posible en mis explicaciones.

Hoy, esta mujer de 33 años, tiene el suficiente y claro criterio de pensamiento como para sentirse feliz, tiene una formación sólida desde el punto de vista humanista, ama a sus padres y es correspondida con el mismo cariño. Presumo de no haber discutido nunca con ella, porque muchas veces las discusiones generacionales proceden de las imposiciones, sean del orden que sea, y en ese aspecto he querido siempre mantener una actitud dialogante y de reconocimiento de mis propias limitaciones y carencias.

No digo esto para presumir de nada, sino como ejemplo vital de que muchos de los conflictos, tanto familiares como sociales en general, vienen dados por la falta de respeto al hecho y al derecho diferencial y, por contra, a la imposición de ideas, sean políticas, religiosas o de cualquier índole que además van revestidas de exclusivas verdades reveladas.

Anónimo dijo...

Te has quedado corto y lo sabes, Alfonso, y los que vivimos aquella época, y todavía más en según que entornos, también.
Negarlo, negarlo todo y ampararse en el miedo y el silencio social, esa ha sido su única estrategia. Y eso corregido y aumentado allí donde el peso de la Iglesia Católica ha sido más aplastante, léase España e Irlanda, por lo que yo al menos he podido vivir directamente.
Demasiado que hemos callado, y seguimos callando a pesar de todo.