miércoles, 14 de noviembre de 2012

REZANDO, QUE ES GERUNDIO...


Rouco Varela en pleno ejercicio de solventar los desahucios. Dice el diccionario que rezar es pedir mercedes a dios. Pues eso es cierto, no hay más que ver en qué clase de coches viajan: En Mercedes. 
Por el representante de la más alta jerarquía de la Iglesia Católica se nos ha ofrecido la clave para acabar con los desahucios y, por ende, con toda la crisis entera. Esa solución consiste en rezar.
Evidentemente el método propuesto por este intermediario del dios católico y el resto de humanos no es de naturaleza práctica, sino mágica. Rouco Varela pretende, a través de la repetición compulsiva de mantras católicos: padrenuestros y avemarías, que la santísimavirgen, el divino perroflauta de su hijo, y hasta su todopoderoso padre, pongan oídos, echen manos a la obra, digo al milagro, y accionen el freno a tanto despropósito socio-político-financiero; al mismo tiempo que resuelven el drama que están viviendo millones de españoles. Tragedia, que todo sea dicho de paso, está provocada por aquella clase social, tanto nacional como foránea que, desde sus más representativas asociaciones de fans (Opus Dei, Legionarios de Cristo, etc.) es, precisamente, desde donde más fervores les llegan a la familia divina.
Nada de salir a la calle y posicionarse al lado de los débiles y necesitados, ni de denunciar categóricamente a la retahíla de sinvergüenzas sociales, políticos y económicos que están esquilmando al pueblo con su avaricia insaciable, ni de acoger, salvo las excepciones de las bases religiosas más concienciadas, de recursos escasos, a la cantidad de familias y colectivos que se están quedando en la nada, en la más absoluta miseria. Eso de agarrar un látigo para expulsar mercaderes del negocio religioso, vender todo lo que se tiene y dárselo a los pobres y demás exageraciones del Evangelio como condición previa para ser un buen discípulo del nazareno no acaba de ser bien entendido por sus más altos representantes. Pero es que sin entenderlo llevan ya más de dos mil años.
Dice Rouco que Cáritas está comprometida con quienes lo pasan mal: parados y desahuciados. Y parece un chiste. No, no es un chiste que Cáritas y otras instituciones de ayuda social sean motivo de risa. Lo que sí lo és tiene que ver con la “aportación” de la Iglesia, que a su vez le viene del Estado, que a su vez le viene de todos los contribuyentes, es que de la millonada limpia de polvo y paja que recibe, sólo un 2% se destine a cubrir el “compromiso” eclesiástico con los necesitados. Un fortunón, vamos.
“Un cristiano no debe ser pesimista nunca”, nos dice el cara de avinagrado prelado. Queda claro que su eminencia no está padeciendo en carnes propias hasta dónde puede llegar el barómetro que decide cuál ha de ser el tope de optimismo que un cristiano, y cualquier hijo de vecino, debe tener y admitir para sobrellevar con “resignación” (cuanto les gusta esta palabra a los señores monseñores) los mil y un embates de la vida.
“Es que hay que trascender lo material y físico, nos cuesta mucho hacer metafísica ahora, ese es nuestro deber”. Excelente frase, eminencia. Y pregunto yo: ¿La metafísica se come? ¿O ayuda a pagar la hipoteca cada mes? ¿Sirve para acabar con la corrupción de la clase política y conseguir gobiernos e instituciones limpias, democráticas, solidarias y transparentes?...
Ah, sí, entiendo. Lo que usted quiere decir es que un buen cristiano tiene que aprender a practicar esa cualidad dualista neo-platoniana y maniquea que le obliga a despreciar el cuerpo, las necesidades físicas, los bienes materiales, las aspiraciones hedonistas y todos aquellos “groseros” impedimentos que nos frena en el camino de la virtud y la transcendencia, para que, con su represión y contención voluntaria, poder ensalzar el espíritu, potenciar el alma y así acercarse a una posición más contemplativa, más cercana a las cualidades divinas. Vamos, exactamente como lo hacen ustedes, señores cardenales, obispos y demás santo clero que, con tan humildes, austeras y, en suma, ejemplares vidas, iluminan el camino a seguir al resto de la humanidad para conseguir ser metafísicos a tope.
“No saldremos de la crisis si no nos convertimos”, también ha dicho usted. ¿Si no nos convertimos en qué? Porque las ideas de conversión que a mí se me ocurren, y me parece que muchos millones de españoles más también participan de mi mismo pensamiento, quizás tengan poco que ver con lo que usted entiende por “conversión”.
Por lo pronto, se trataría de convertir el miedo social generalizado, tan bien manejado por los poderes fácticos, por la convicción de que siendo la mayoría estaríamos en condiciones de hacer la suficiente presión sobre todas las instituciones, estatales, políticas y privadas como para darle un vuelco a la situación. Esa, creo yo, sería una buena conversión.
Llegó el magnate de Eurovegas con su indecente millonada de dólares para crear un gran puticlub temático en nuestro país, al mismo tiempo que escurrirá los bolsillos de todos los bobalicones descerebrados que aun tenemos por paisanos, y a usted no se le ocurre otra cosa que decir: “Eurovegas supone un nuevo reto de Evangelización”. Pues no le veo yo a usted, ni a ninguno de sus subordinados, entrando en los casinos de juego y bares “de alterne” en plan evangelizador. Quizás quiso decir, en plan fino, como es preceptivo en un cardenal de su categoría, que Eurovegas supone la posibilidad de pillar “cacho” y no le vamos a hacer ascos al chorro de dólares (o euros) que nos puede caer. Con lo bien que habría quedado usted, de cara a la galería, si hubiese excomulgado al millonetis norteamericano ese, que tendrá más pecados (pecados católicos, porque los otros no valen) que pelos en la cabeza.
Y ya sabéis: El remedio de todos los males consiste en rezar mucho. Si no se halagan las vanidades de los entes divinos a base de decirles los cojonudos y buena gente que son no hay solución posible para que desde el cielo se dejen caer con algún milagrito que resuelva la crisis, el paro, los desahucios y que los políticos dejen de ser unos hijos de p… perdón, quiero decir, sean iluminados por la inspiración divina y de una vez por todas aprendan a comportarse como servidores públicos con honestidad, honradez y sentido solidario… Aunque me parece que esto último no lo arregla ni Jehová. De los demás dioses, ya ni te cuento...

2 comentarios:

Imaginario dijo...

Me pregunto el motivo de que los rezos no diesen sus frutos cuando había muchos más cristianos que ahora… esos tiempos “felices” y cristianos del medievo, donde la gente moría a millones por enfermedades, etc.

En cualquier caso, rezar siempre me ha parecido inmoral: “Rezare para que tengas suerte y te salga bien el examen, rezare para que Dios me ilumine, para que gane mi equipo de futbol, para que me toque la lotería… Pero que les den a los que no recen y se mueren de hambre, arderán en el infierno. Dios no se va a preocupar por tonterías y dedicarse a salvar a infieles muriéndose de inanición”.

Es tan curiosa la “lógica” y la “moral” del creyente…

Lo del amigo Rouco... en fin, en su línea… dando motivos para que la gente abandone el catolicismo (afortunadamente), se conviertan en católicos mucho más ultra-ortodoxos o les den más excusas a los descerebrados evangelistas.

Un saludo, me alegra verte de vuelta.

Alfonso dijo...

Pues a pesar de los deficientes resultados que se obtienen con los rezos, parece ser que en dos mil años de insistencia aun no se han enterado.

Es igual que lo de las apariciones de la virgen en el ámbito católico. Se llevan contabilizadas más de 21.000 repitiendo siempre lo mismo. Pues nada, no se dan por enterados. Lo extraño es que el todopoderoso creador de todo lo visible y lo invisible se dedique al cansadísimo trajín de traer y llevar miles de veces a la doncella judía que sedujo, hasta la Tierra, durante veinte siglos... pa ná... O la virgen es muy mala comunicadora o los servicios de información celestiales son pésimos.

Y, sí, así es la lógica del creyente descerebrado que cree en un dios que es tan descerebrado como él.

Un saludo, gracias por todo.