domingo, 22 de julio de 2012

POR LA CARNE -TIERNA- HACIA DIOS...




“En tiempos del obispo Fray Martín de Córdoba, se levantó una gente en Extremadura, en la ciudad de Llerena y pueblos comarcanos, que, engañadas en las leyes bestiales de la carne y nueva luz que fingían, persuadieron a los simples ignorantes ser el verdadero espíritu errado con que querían alumbrar las almas de sus secuaces. Por eso se llamaron “alumbrados”.
                        
Esto escribe, durante la segunda mitad del siglo XVI, Fray Alonso Fernández refiriéndose al movimiento de los “alumbrados”, secta mística que fue perseguida por considerarse herética.

¿Qué delitos comete esta secta? Al igual que los priscilianistas gozan pública fama de virtuosos. Como ellos desprecian las jerarquías, se entregan a la oración mental, se rodean de mujeres, y consiguen que su doctrina prenda en determinadas cabezas jerárquicas, que les protegen. Son gnósticos que se atribuyen conocer, sólo ellos, los caminos de la virtud verdadera, así como la verdadera forma de orar.

Pero Fray Alonso adivina que, bajo la capa de religiosidad, trabaja una carcoma a punto de roer los cimientos del catolicismo. Piensa que es el demonio, camuflado por Dios, el que inspira los actos de los Alumbrados, y que las cabezas de estas herejías son magos y hechiceros que han establecido pacto con Belcebú.

En sus Memoriales Fray Alonso desgrana las normas por las que se rige esta secta. Gustan sus maestros de jóvenes doncellas, por ser las viejas “duras de cerviz”. Apartan a las jóvenes de estar con sus padres, a las casadas con sus maridos, “con lo cual desconciertan todos los estados y son perniciosos a la vida y policía cristiana”.

Pero, dentro de las diferentes normas de conducta del herético movimiento, lo que más obsesiona a Fray Alonso es la carne. Los Alumbrados, dice el fraile, utilizan la magia para la posesión carnal de las mujeres y utilizan al demonio, que acude en su ayuda, introduciéndose dentro de las beatas, encendiéndolas “terriblemente en deseos de carne con tan grande opresión que les hace ir rabiando a sus maestros a pedir la medicina de aquellas grandes tentaciones…” Los  maestros las atienden, aplicándolas “el remedio natural” y las consuelan explicándolas que aquello no es pecado, sino “regalos de gente espiritual”

Llegado el ardor a este extremo las beatas, sigue diciendo Fray Alonso, “estando con aquellas bascas y rabias, buscan a sus confesores, y ellos las besan, las abrazan, y meten las manos a los pechos y partes pudendas, dándoles a entender y diciendo que aquellos tocamientos no son pecados, que lo hacen por alegrarlas… Y algunos pasan adelantes en estos tocamientos metiéndoles la lengua en la boca y tocándoles las partes deshonestas y echándose en la cama desnudos con ellas.”

Hago mención de este proceder de los Alumbrados, como ejemplo cierto de que en todas las épocas la historia de los movimientos religiosos –y el cristianismo no se libra de ello- ha estado plagado de situaciones parecidas, tanto individual como colectivamente. La justificación de la propia religión como excusa espiritual para la práctica del sexo ha estado permanentemente presente entre muchos de sus adeptos. Y, hoy día -igual que siempre- pululan una serie de “ministros del señor” de diferentes confesiones cristianas que, con engaños, extorsiones morales, lavados de cerebros, amenazas de castigos eternos, etc., han conseguido los “favores” de todas aquellas feligresas de turno que han sucumbido a sus cantos de sirena.

Abajo tenéis una dirección electrónica, extraída del Blog “Soy Ateo”, donde podréis ver en vídeo como pillan “in fraganti” a un pastor evangélico llamado Álvaro Gámez Torres, en el que se folla –perdonadme la crudeza- a dos ovejas de su grey. Las imágenes son totalmente explícitas, sin trampa ni cartón. Los sermones y cánticos religiosos que se oyen en el fondo, de las gentes congregadas al otro lado de la habitación donde este pastor consuela espiritualmente a dos de sus feligresas, son impagables.