lunes, 4 de octubre de 2010

Jose Antonio Pagola, o cómo acallar a los hijos díscolos.

Son un buen puñado los teólogos católicos de peso empeñados en construir una Iglesia realmente útil para la Humanidad y reconciliada definitivamente con la sociedad civil, independientemente del grado de adhesión dogmática que ésta ostente.

Además de los ya conocidos casos de J.J. Tamayo y J.M. Castillo, por citar algunos de los más relevantes e ilustrados, ahora le ha tocado el turno a José Antonio Pagola, también teólogo, que ha visto su trabajo vetado tardíamente en el ámbito eclesiástico:


Todo esfuerzo es poco para hacer ver a los Guerreros de su Particular Luz que su máscara de bondad queda en evidencia cuando otros que gozan de su misma o incluso superior autoridad y conocimientos en el ámbito religioso, ponen las cartas boca arriba y señalan claramente cuál es el camino del entendimiento y el respeto, ése mismo que los primeros tanto fingen perseguir, pero tan poco hacen por lograr.

4 comentarios:

MariaJU dijo...

Tú crees q callarán? sólo lo hacen aparentemente, cuando ven que están en minoría en algún ámbito por los q se mueven, en cuanto le den un poco de cancha por algún resquicio y vean que alguien ladra a su par, volverán con sus aullidos inconexos. Espero no tener q constatarlo, claro.

Obdulio de Oklahoma dijo...

"¿Iglesia?... ¿El Vaticano?... ¿Todos esos ceremoniales con tanta pompa y boato?... No entiendo nada, yo sólo fui un sencillo profeta que predicaba la paz y el amor entre los seres humanos" (Jesucristo)

calimeroesmalo dijo...

"Es más fácil creer en Dios que aceptar nosotros mismos la culpa."
David Gerrold

( perdonad mi ausencia, he tenido que estudiar. Examenes).

calimeroesmalo dijo...

"Dios dice haz lo que quieras, pero toma la decisión incorrecta y serás torturado por toda la eternidad en el infierno. Esto, señor, no es libre albedrío. Sería semejante a un hombre que le dice a su novia: haz lo que desees, pero si eliges dejarme te seguiré el rastro y te volaré los sesos. Cuando un hombre dice esto, lo llamamos un psicópata, y pedimos a gritos que sea encarcelado o ejecutado. Cuando Dios dice esto mismo, lo llamamos ‘amor’ y construimos iglesias en su honor."
William C. Easttom II