miércoles, 5 de mayo de 2010

EL MILAGRO ES CREER EN ELLOS

La Virgen de Guadalupe, después de dejarse de esas tonterías de la conservación del himen antes, durante y después del parto. Ya no es virgen, pero milagrosa... ¡un montón! Así no me extraña que los científicos de la NASA hayan visto toda clase de fenómenos. Yo, al menos, he visto dos...


A finales del siglo XIII fue hallada, por un tal Gil Cordero, la imagen de una Virgen junto al Río Guadalupe (Extremadura), escondida previamente por lugareños a consecuencia de la invasión musulmana del 714.


En 1389 se erige un santuario en honor de esta advocación, Nuestra Señora de Guadalupe, regida por frailes de la orden de San Jerónimo.


México, D.F., 12 de diciembre de 2007. La primera aparición de la Virgen de Guadalupe no ocurrió en el cerro del Tepeyac. La leyenda tampoco da cuenta de ningún indígena como testigo. La advocación mariana que lleva tal título es originaria de Cáceres, España. Es una virgen negra tallada en madera y patrona de Extremadura, y llegó al Anáhuac como grito de guerra de los conquistadores.


Extremadura es conocida en España como “tierra de conquistadores”, lo cual no es extraño, pues durante la Conquista de América, los extremeños (entre quienes se contaba a Hernán Cortés, Ovando, Pizarro, Valdivia, Soto o Vasco Núñez, y buena parte de sus tropas) arribaron con la Virgen de Guadalupe como protectora.

De hecho, Guadalupe fue grito de combate de los conquistadores extremeños durante toda su campaña en México, incluyendo el sitio a Tenochtitlan, y también fue la advocación mariana en la conquista, sentencia Rolando González Arias, estudioso del fenómeno.


Estas breves reseñas sobre el más que lógico origen de la devoción guadalupana en tierras mexicanas no tienen nada que ver con el rollo de la advocación indígena y que su nombre provenga de un supuesto vocablo autóctono: "coatlallope". El invento milagrero de las apariciones a un indio cuyo nombre castellanizaron como Juan Diego, que nunca existió, por no hablar de los supuestos prodigios “para-subnormales” que la propia imagen contiene.


Dice Eduardo Punset, en el libro titulado “El alma está en el cerebro”, que gané en el concurso de piropos que organizó Anita en su blog, que para nuestro cerebro es más importante contarnos una historia consistente, que contarnos una historia verdadera. Que el mundo real es menos importante que el mundo que necesitamos creer. Y para eso acude a fantasías y fabulaciones, para suplir la información veraz que le falta.


Y aquí tenemos a nuestra luciérnaga volantona favorita haciendo un ejercicio de imaginación “científica” que para sí hubiese querido el mismísimo Julio Verne.


Y como dice Isaak en su divertida entrada, la mismísima NASA se confabula con Mari-Conan para mostrar al mundo, tras exhaustivos análisis de investigación científica de la buena, que el cuadro de la Virgen de Guadalupe es todo un dechado de prodigios para-subnormales. Vamos, que nos viene a decir, nuestra guerrera vestida de luces, que si no se cree en Dios y en el resto de la corte celestial, y la facultad divina que les asiste para hacer milagros y demás prodigios sobrenaturales, al menos, coño, creamos en la NASA, que es una organización que de momento, que se sepa, no ha sido aun santificada. Ni beatificada siquiera, vamos.


Pues como indica Isaak, daros una vueltecita por el blog de la "iluminá" y fliparéis en colores. El que no cree es porque no quiere…



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